Todas las culturas y civilizaciones a lo largo de la historia han buscado sabiduría y han atesorado a lo largo de los milenios ese saber a través de tradiciones de sabiduría que se han ido manteniendo vivas y que se han ido transmitiendo de generación a generación, generalmente de forma oral, de maestros a discípulos y ello ha dado lugar a tradiciones sapienciales que han transmitido un legado sagrado, unas enseñanzas y unas prácticas de vida a lo largo de los milenios y que hoy en día siguen vivas y presentes en la cultura y en la vida de las personas hasta nuestros días. Pero ha sido quizás en Oriente donde esas tradiciones de enseñanza se han mantenido más vivas, más puras, más presentes en el vivir cotidiano de los pueblos.
Esa sabiduría perenne o filosofía perenne, ha estado en todas las culturas y civilizaciones, también en la civilización occidental, pero con el curso de la historia ese saber se ha ido perdiendo, olvidando.
En los orígenes de nuestra civilización también se pueden buscar y encontrar los rastros de esa sabiduría eterna que no cambia y que apunta a las mismas verdades que las tradiciones orientales. Unas cosmovisiones en las que se ha mantenido siempre la misma visión de totalidad, de que formamos parte de una totalidad y que somos parte de esa totalidad y por tanto hemos de tener en cuenta eso y establecer una relación consciente con esa totalidad, ser absoluto, Dios o como queramos denominarlo. Esa relación con lo sagrado, con lo divino, es la que se ha perdido en nuestra civilización occidental con graves consecuencias.
Se podría hacer, por tanto, un trabajo de recuperación de esa sabiduría olvidada? Recuperar la filosofía como maestra de vida, como guía y orientación vital. Creo que en Occidente y en nuestra sociedad moderna actual, tanto la filosofía, como la teología han perdido ese peso, ese papel que han jugado en otras épocas de la historia como saberes que aportan guía, orden social y orientación vital y existencial tanto a las personas como a las sociedades en su conjunto. Aquello que da orden, dirección, sentido, rumbo. En Occidente creo que se ha perdido el norte, el rumbo, la orientación, por tanto, necesitamos volver a encontrarlo, volver a nuestras raíces y recuperar el rumbo perdido.